RETRATO. Acrílico y tinta sobre papel montado en bastidor. 130×97 cm.
Para empezar, unas manchas aleatorias de colores acrílicos que ocupen todo el cuadro. A continuación, más manchas al azar, esta vez con tinta china aplicada con trapos, gasas y salpicando. Hasta aquí la preparación del fondo.
Después, con tinta y plumilla, se elabora toda una filigrana a base de acentuar o prolongar las formas casuales anteriores de tinta y de pintura.
Ahora es como si hubiera dos estratos, ya que una red lineal vibra por encima de una superficie de carácter pictórico. Pero ésta es visualmente más fuerte, de manera que se impone sobre la otra, poco perceptible a distancia. El efecto global es el de una abstracción sin forma.
Si miramos detenidamente este entramado de manchas y líneas buscando “cosas” no tardaremos en ver figuras humanas, plantas, animales y objetos diversos. Habrá que escoger lo más interesante y repasarlo con tinta y plumilla.
Una vez definido el dibujo, dejamos la tinta y volvemos al acrílico, que ahora trabajamos con mucho cuidado para que el cuadro vaya apareciendo en conjunto, teniendo en cuenta la totalidad de la obra, al mismo tiempo que vamos concretando los detalles poco a poco.
En síntesis, éste ha sido el proceso de ejecución de este retrato inventado.